Los ecosistemas marinos son susceptibles a los cambios de temperatura |
La gravedad del diagnóstico es tal que resulta difícil imaginar los pormenores. Según una comisión integrada por alrededor de 30 especialistas, reunidos en la universidad de Oxford (Reino Unido) en un coloquio interdisciplinario, la magnitud de los cambios radicales que –como resultado de las actividades del hombre– afectan los oceános es inédita. No ocurría desde hace al menos 55 millones de años.
Si las tendencias actuales se mantienen, es probable que entre 2020 y 2050 haya un desmoronamiento de ecosistemas marinos en gran escala , según los autores.
En especial, las aguas de la superficie del océano absorben una parte importante de las emisiones antrópicas de dióxido de carbono (CO2), que lleva a su acidificación. Esta se produce a una velocidad jamás registrada desde el máximo térmico del Paleoceno/Eoceno, que hace 55 a 56 millones de años registró una extinción masiva (Ver Antecedente ). Los miembros de la comisión aseguran que hay un “trío mortal”, bien conocido, que actúa en los océanos de nuestro planeta. Extensión de las zonas anóxicas (privadas de oxígeno, por efecto muchas veces de los efluentes agrícolas), suba de la temperatura y aumento de la acidez de los océanos. Este trío que marca la situación actual es análogo al que prevaleció durante la mayoría de los cinco grandes crisis biológicas precedentes , ocurridas durante las eras geológicas. Pero los efectos son más rápidos. Los investigadores notan también que, en 1998, un hecho único de blanqueamiento de los corales –relacionado al parecer en forma parcial con una fuerte anomalía en las temperaturas– condujo a una destrucción del 16 por ciento de los corales tropicales mundiales. Estos son un reservorio crucial de la biodiversidad marina. En la actual situación, las grandes modificaciones físicoquímicas de los océanos se ven agravadas por el hecho que la resiliencia de los ecosistemas marinos está alterada por la pesca excesiva y la contaminación global de los mares . La pesca redujo de hecho un 90 por ciento determinadas reservas de peces, mientras que, a nivel mundial, el 63 por ciento de las reservas se encuentran sobreexplotadas o reducidas gravemente .
En cuanto a la contaminación, los nuevos estudios muestran que sin duda alguna los plásticos y los retardadores químicos de llamas se instalaron firmemente hasta en las zonas polares, en donde los biólogos los encuentran en los órganos de los animales de estas regiones, alejadas de todos modos de toda actividad industrial.
El informe adelanta algunas recomendaciones clave:
reducción de las emisiones de dióxido de carbono, reducción de muestras de los peces más frágiles, reglamentación de las actividades en alta mar y reducción del vertido en los océanos de residuos químicos.
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6/30/2011
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