Tenemos suerte al vivir en la Tierra


Existe mucha controversia en torno al denominado diseƱo inteligente de nuestro universo. Es decir, de si todos los universos proceden de las leyes fĆ­sicas de forma natural sin la intervenciĆ³n de ningĆŗn ser superior sobrenatural.
La vida humana se ha desarrollado en nuestro planeta gracias a un sin fin de factores que determinan la apariciĆ³n de la vida. Para empezar, estamos habituados a pensar en un sistema solar donde exista Ćŗnicamente un sol. ¿PodrĆ­a existir la vida en un sistema con varios soles? La respuesta es que no. Pongamos el ejemplo de un sistema con dos soles (estrella binaria). Teniendo en cuenta las diferentes configuraciones orbitales del planeta alrededor de ese par de estrellas (trayectoria describiendo un 8, describiendo un cĆ­rculo interior o un cĆ­rculo exterior), aunque ese planeta pudiera tener una temperatura agradable durante ciertos intervalos del aƱo, parece improbable que mantuviera un calentamiento uniforme. 

Por otro lado se encuentra el factor de la excentricidad de la Ć³rbita del planeta Tierra respecto al Sol. Las leyes de Newton nos definen las trayectorias elĆ­pticas o circulares de un planeta respecto a un cuerpo. El grado de deformaciĆ³n de la elipse (cuĆ”n grande es un eje respecto al otro) viene determinado por una magnitud conocida como excentricidad de la misma, definido entre 0 y 1. Un valor cercano a cero indica que la elipse es un cĆ­rculo y una excentricidad cercana a uno significa que la figura estĆ” muy aplanada.
La excentricidad de la Tierra tiene un valor de 2 por 100, lo que indica que es casi circular. Aunque en nuestro planeta, el efecto de los patrones estacionales del clima vienen determinados por la inclinaciĆ³n del eje de la Tierra respecto al plano de su Ć³rbita, en otro planetas con una excentricidad orbital grande, la variaciĆ³n de la distancia al Sol desempeƱa un papel mucho mayor. En el planeta Mercurio, donde la excentricidad de su Ć³rbita es un 20 por 100, la temperatura es 100 grados centĆ­grados superior en la Ć©poca mĆ”s cercana al Sol (perihelio) y que cuando estĆ” mĆ”s alejada (afelio).
Otro factor importante para el desarrollo de la vida es la relaciĆ³n entre nuestro planeta, la masa del Sol y la distancia entre ambos, ya que la masa de las estrellas determina la cantidad de energĆ­a que liberan. Para que os hagĆ”is una idea, si mantuviĆ©ramos fija la distancia Tierra-Sol y aumentĆ”ramos la masa del Sol en un 20 por ciento, la Tierra serĆ­a mĆ”s caliente que Venus. Si la redujĆ©ramos la masa del Sol en un 20 por ciento, la temperatura de nuestro planeta serĆ­a similar a la de Marte.
De esta forma se define la zona habitable como la escueta regiĆ³n alrededor de una estrella en la que las temperaturas planetarias son tales que puede existir agua lĆ­quida.
Ciencia
8/02/2011
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