En los últimos 12.000 años se han perdido el 50% de las especies animales y vegetales, pero un nuevo factor ha entrado en escena, acelerando el proceso de forma brutal: la especie humana.
El hombre, aparecido sólo hace 100.000 años, se ha convertido en la especie dominante de la Tierra, conquistando hasta el último rincón del planeta y modificando el hábitat natural en su provecho gracias a un gran poder de adaptación y a su capacidad creativa y tecnológica.
En síntesis, desde que existe la Tierra, se han detectado hasta ahora cinco periodos de grandes extinciones: El primero, hace 440 millones de años, en que el 65% de todas las especies desaparecieron por grandes fluctuaciones de los niveles marinos debidas a importantes glaciaciones y recalentamientos. El segundo, hace 380 millones de años, a causa de un enfriamiento global originado por la caída de varios asteroides. El tercero, hace 250 millones de años -el más importante hasta ahora, ya que se calcula que se perdieron hasta un 90% de variedades-, debido a cataclísmicos movimientos de las placas tectónicas cuyo origen no se conoce. El cuarto, hace 200 millones de años, por la abertura del océano Atlántico. El quinto -y más conocido-, hace 65 millones de años, de nuevo por el impacto de un asteroide o cometa, catástrofe que se considera la causa de la extinción de los dinosaurios y, en general, de un 60% de las especies vivientes de la época.
Una población humana en constante crecimiento, el consumo per cápita y la desigualdad económica han alterado o destruidos hábitats naturales. El desbroce de tierras para la agricultura, la explotación forestal, la introducción de especies invasoras, las emisiones de CO2, que llevan al cambio climático y la acidificación de los océanos, las toxinas que alteran y envenenan los ecosistemas, la lista de agresiones es larga.
Los ecosistemas del mundo han sido precipitados al caos. Algunos conservacionistas piensan que no hay sistema, ni siquiera los vastos océanos, que permanece sin haber sito tocado por la presencia humana.
Evitar una sexta extinción masiva real requerirá de grandes, rápidos e intensos esfuerzos para conservar las especies amenazadas y aliviar la presión sobre sus poblaciones, especialmente previniendo la pérdida de su hábitat, la sobreexplotación con fines económicos y el cambio climático.
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Extincion
5/07/2016
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