Las Esferas metálicas de Klerksdorp


Las esferas de Klerksdorp son unas bolas pequeñas de pirita que se han ido encontrando por mineros en Ottosdal en Sudáfrica sobre estratos precámbricos. Debido al hecho de que han aparecido enterradas en una capa geológica cuya antigüedad aparente provoca gran contrariedad entre la ciencia oficial, son muchos los especialistas que opinan que las esferas pertenecieron a una civilización tecnológicamente avanzada y extinguida hace más de 2.800 millones de años, cuando la roca que las contenía comenzó a solidificarse.

La singularidad de su aspecto externo induce a pensar en un origen artificial para aquellos ejemplares que actualmente se exhiben en el Museo de Klerksdorp , aunque también son bastantes los investigadores que atribuyen a un origen natural su llamativa morfología.

Todas las esferas presentan formas perfectamente redondeadas y una superficie pulida, con una línea recta rodeando el diámetro mayor que, frecuentemente, aparece acompañada de otras dos líneas paralelas distribuidas hacia un lado y hacia el otro de la línea central.



Llama la atención que su interior está hueco. Algunas de las esferas han sido seccionadas por los investigadores, y se ha descubierto que albergan en su interior un material esponjoso que al entrar en contacto con el oxígeno del aire, se desvanece rápidamente.

Estas piedras pueden dividirse en dos tipos; Las primeras son de un metal sólido de color azulado con manchas blancas, y las segundas son huecas y repletas de un material esponjoso blanco.



Alguno han afirmado que los objetos serían antiguas “semillas” de vida, cargadas con microorganismos y enviadas desde algún sistema solar distante en el espacio. Las esferas no tienen rastro de vida sobre ellas hoy, pero han estado enterradas por 2.800 millones de años, por lo que esto es apenas natural. Sin embargo, no hay evidencias de que en ese periodo particular hubiese algún tipo de cambio en el desarrollo de la vida, por lo que la hipótesis es muy aventurada.

Otros hablan de antiguos dispositivos enviados, como radares o sondas, pero como es lógico las esferas por sí mismas no parecen pertenecer a ninguna máquina conocida por el hombre. 

Por último, se contempla la posibilidad de que estos artefactos son atribuibles a una civilización antigua de la que se ha perdido toda la memoria. 

Parece ser que ninguna explicación se ajusta a los objetos.
Enigma
5/06/2018
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