El cambio climático es el resultado que provoca la actividad del ser humano en la Tierra (emisiones de gases de la Industria, las emisiones procedentes de combustibles fósiles, etc) y que se materializa en variaciones en el clima, es decir, fenómenos atmosféricos alejados de los fenómenos medios observados de manera histórica y que, como consecuencia, afectan a muchas de las especies que habitan ecosistemas afectados por estos cambios. De hecho, según la NASA, para el año 2100, el cambio climático afectará al 40% de los ecosistemas existentes en nuestro planeta.
Esta alteración del 40% de los ecosistemas, según estudio realizado por la NASA, se materializará en que los bosques, los pastizales o la tundra irán modificándose hasta llegar a un punto en el que se conviertan en algo muy diferente a lo que conocemos. Concretamente, la superficie de la Tierra que no sea desértica o que no esté bajo una capa de hielo, en media, perderá un 30% de su vegetación.
Haciendo un estudio basado en proyecciones y datos pasados, el estudio considera que el aumento de temperatura en el año 2100 se situará en 4,2 grados centígrados (una cifra basada en una aproximación conservadora) y, con este dato, los científicos del Laboratorio de Propulsión de la NASA y del CalTech realizaron diversas simulaciones y cálculos para intentar conseguir una visión de lo que podría acontecer a los ecosistemas de la Tierra. Si tenemos en cuenta que este aumento de la temperatura es similar al calentamiento producido entre la última glaciación y el inicio del Holoceno pero a una velocidad 100 veces superior, el cambio que se producirá será demasiado abrupto y la posibilidad de adaptación será complicada.
Con este cambio que sufrirán los ecosistemas en tan poco tiempo, las especies no podrán adaptarse, es decir, el proceso evolutivo es mucho más lento y, por tanto, no les quedará otro remedio que migrar para encontrar un hábitat mucho más adecuado y parecido a su clima original y zonas de vegetación. Muchas especies están ya cambiando sus flujos migratorios hacia los polos pero, realmente, muchas de ellas necesitan de otras condiciones adicionales que, si no las tuviesen, podrían terminar abocadas a la extinción. Dicho de otra forma, existirán especies que sean capaces de migrar pero otras no, lo cual podría desatar un desequilibrio en el ecosistema que afecte a las especies que sí pudieron migrar y adaptarse.
Otro punto importante de este estudio son las zonas que se han identificado como ecológica-mente sensibles y en las que el cambio climático podría provocar un cambio mucho más profundo en cuanto a cambios en las especies que habitan en los ecosistemas de dichas zonas. Para la NASA y el CalTech las regiones del Himalaya y la meseta del Tíbet, el este de África Ecuatorial, Madagascar, el Mediterráneo, Sudamérica, los grandes lagos de Norteamérica y las zonas de grandes llanuras. De hecho, las zonas que sufrirán los cambios más dramáticos, según las proyecciones de este estudio, serán las latitudes más altas del hemisferio norte, concretamente los bosques boreales y la Taiga del norte de Siberia.
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Ciencia
1/05/2012
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